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LAS NUEVAS CAPITALES DE MODA

Rewiring Fashion, la plataforma surgida en 2020 derivada del manifiesto Forum Letter (y de la que hablamos en este post  ya lo dejaba entrever: la moda pide a gritos un cambio. Una reestructuración de sus bases que anteponga el sentido común a los titulares cautivadores y las explicaciones insustanciales. De la (des)calendarización de las temporadas a la sincronización de las fases que conforman el tejido productivo, son muchas las cuestiones que se han abordado en los últimos meses. Y es que si hay algo positivo que podemos sacar de esta fatídica pandemia, que aún a día de hoy arremete con fuerza en medio mundo, es que parece haber puesto en entredicho las (aparentemente inamovibles) estructuras que rigen el mundo desde hace décadas. Entre ellas, el entramado sobre en el que sustenta la industria de la moda.

Como todo sector de actividad, el textil también cuenta con una serie de ciudades clave que conforman el popularmente conocido como “circuito de la moda”.  O tal vez deberíamos hablar de una industria “estética”, ya que los epicentros del diseño y la consolidación de tendencias poco tienen que ver con las grandes capitales de la producción y materialización de las prendas, resultado final de un largo proceso en el que infinitos agentes implicados reivindican sus intereses. Mientras París o Milán sirven como punto de encuentro entre los profesionales de un sector que se da cita cada seis meses (en realidad, cada mucho menos tiempo) coincidiendo con las presentaciones de las nuevas colecciones firmadas por las archiconocidas Maisons, países como China, Marruecos, Turquía o Taiwán son los responsables de hacer realidad las ideas en las que las mentes creativas trabajan arduamente. Lamentablemente, en condiciones que distan mucho del glamour que desprenden las fashion weeks, los front rows y los cocktails que acompañan (o acompañaban hasta que la pandemia se instaló en nuestras vidas) las presentaciones a prensa y compradores.

“The Big Four”, o el anglicismo acuñado para referirse a las ciudades en las que toda marca que se precie debería desvelar su trabajo. Bajo esta premisa aceptada en el sector desde hace décadas, la cual reconoce a Nueva York, Londres, Milán y París como los lugares de referencia en términos de moda, la industria ha establecido un hermético sistema que, si bien ha favorecido la agrupación de diseñadores, periodistas y prescriptores en un ecosistema común, no ha hecho más que opacar el talento surgido en el resto del mundo. ¿Acaso tiene sentido restringir el foco de atención de los que serán los próximos nombres de la moda a dos pares de puntos en el mapa? ¿Cómo es posible que el setenta y cinco por ciento del imaginario creativo tenga como sede Europa? ¿Es causa o consecuencia de la fuga de talento?

Con sus pros y sus contras, lo que está claro es que el mapa de la moda se está viendo sometido a una transformación sin precedentes, en sintonía con los cambios (o un primer cuestionamiento) del sistema de temporadas que adelantábamos hace un momento. ¿Qué ciudades prometen imponerse en el circuito internacional? Descubrimos cinco de las urbes que definirán, con toda probabilidad, el futuro de la moda.

 

  • Copenhague

Desde que se viese sometida a un proceso de redefinición estratégica en 2017, la Semana de la Moda de Copenhague se ha erigido como una de las grandes generadoras de tendencias y promoción del talento. Habiéndose convertido en el centro de la moda nórdica (¿quién no ha oído hablar del “estilo nórdico” en los últimos años?), la capital danesa mantiene un firme y coherente discurso, haciendo de la sostenibilidad su mantra. La importancia concedida a su presencia en la red, donde apuestan por un minimalismo extremo y funcional como si de una evolución de la plataforma NOT JUST A LABEL se tratara, hacen del proyecto uno de los más cuidados de la escena actual. Por no hablar de su perfecta selección de marcas participantes, en la que firmas como Ganni o House Of Dagmar se alternan con H&M Studio en un calendario pensado al detalle, donde no solo se promueve el talento local, sino el de los países vecinos.

 

Photo by REX

House of Dagmar
Cecilie Banhsen Ganni

 

  • Tbilisi 

Puede que Demna Gvasalia o David Koma sean los rostros más conocidos de la moda georgiana, pero la Mercedes-Benz Fashion Week Tbilisi tiene nombre de mujer. Y si no que se lo digan a Sofia Tchkonia, fundadora de la plataforma y embajadora por excelencia del talento patrio. “Vendrán compradores de todo el mundo y seréis noticia si trabajáis duro”, era el mensaje con el que la artífice motivaba a los jóvenes diseñadores que participaron en su primera edición, hace tan solo seis años, tal y como declaró a la revista Paper. Y así lo hizo. Consciente de la necesidad de proyectar la escena local más allá de las fronteras, Tchknonia no tardó en captar la atención de los tabloides más codiciados en el circuito internacional. Prensa y compradores pusieron rumbo a un país hasta entonces inadvertido, cautivados por un halo de misterio que no hacía más que propulsar a los jóvenes creadores locales. Siempre apostando por la colaboración y las sinergias creativas, entre marcas participantes y artistas procedentes de otros ámbitos como la música o la pintura. Juan Carlos Pajares o Dominnico ya pisaron su prometedora pasarela.

 


Demna Gvasalia
Sofia Tchkonia
Lado Bokuchava Dominnico

 

  • Seúl

Tan importante como las propuestas que se presentan ante la prensa especializada, son las distintas formas en las que se traducen al lenguaje de la calle. Ni completísimas colecciones, ni apariciones estelares, ni escenarios imponentes. Nada es suficiente si el trabajo presentado sobre las pasarelas no se refleja en la atmósfera que impregna las calles de la ciudad que acoge los multitudinarios eventos. Seoul Fashion Week  ha desembarcado en el circuito de la moda sin pasar desapercibido. ¿Su mejor arma? El streetsyle. No hay más que buscar noticias relacionadas con la gran cita con la moda coreana para saber que la forma de adaptar las tendencias fuera de los recintos donde se desarrollan las presentaciones es la principal fortaleza del evento. O al menos, el pilar fundamental sobre el que se construye un lenguaje con identidad propia que ha logrado expandir el mapa de la moda más allá de Europa.

 

  • Shanghái

“El evento bianual es una fecha importante en el calendario de la moda, incluso antes de que la pandemia de Covid-19 lo convirtiese en uno de los pocos lugares donde ver colecciones en persona”, advertía CNN Style en su crónica general sobre la última edición de la Semana de la Moda de Shanghái . Una edición a modo de prueba piloto post-pandémica que retomó las presentaciones presenciales, después de meses definidos por el traspaso de la práctica totalidad de los contenidos al universo online. Si antes hablábamos de la extensión del circuito con escala en Asia, no podemos pasar por alto uno de los centros neurálgicos del continente. Tras haber logrado un perfecto balance entre innovación, diseño y visión de negocios, Shanghái se consolida como una de las grandes generadoras de talento en el sector de la moda. Los diseñadores emergentes locales conviven con gigantes como Dior, quienes aprovechan el evento para demostrar el buen estado de salud del que gozan, a la vez que evidencian sus esfuerzos por cautivar al mercado chino.

 

Dior                                                                                                                  Angel Chen 

 

  • Lagos

Si hay un gran olvidado en el circuito internacional de la moda, ese es África. Y no es que las grandes marcas no miren hacia su diseño; de hecho lo aprovechan en sus propuestas y lo reproducen a gran escala distribuyéndolo internacionalmente. El problema radica en la falta de reconocimiento y la nula visibilidad concedida al talento surgido en el continente, y que ahora reivindican lugares como Lagos, la ciudad más grande de Nigeria. Si hablar de Tbilisi implicaba hacer mención a Sofia Tchkonia y la Semana de la Moda de Seúl no podía entenderse sin el street style, la moda con epicentro en Lagos va de la mano de Arise Fashion Week. Fundada por Nduka Obaigbena e impulsada por Naomi Campbell, encargada de presentar el proyecto a los magnates de la industria aprovechando su reconocimiento internacional, esta semana de la moda vela por los intereses de los creadores africanos y los proyecta globalmente. Premios consistentes en importantes sumas económicas, destinados a consolidar negocios aún incipientes, concursos con los que reconocer el talento joven y alianzas con rostros conocidos en el sector como Esteban Cortázar o Edward Enninful, hacen de la ciudad una parada obligada en el calendario. 

 

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