Felipe Carvallo es un creativo único: por su manera de ser, por su manera de entender el mundo y sus posibilidades, y por cómo nos transmite sus pasiones y referencias. Y como en LMQNP nos interesan muchísimo las personas que al proyectarse confirman que las cosas se pueden hacer bien, queremos dedicarle nuestro perfil de la semana.
Tuve la suerte de colaborar con Felipe al poco de arrancar Orquídea Drácula: sumergirme con él en su laboratorio, a puerta cerrada, y que me explicara de primera mano su universo y su modus operandi, fue una experiencia preciosa que guardo como oro en paño. Su pasión y su sentido del humor hacen que todo fluya y que quieras estar cerca de cualquier proyecto en que se embarque.
Su trayectoria tiene rasgos de un patrón que suele repetirse en este sector: profesional de la industria moda que se curte, aprende, comprende lo que quiere y se lanza a un proyecto personal. Pero lo curioso viene cuando, tras 3 años como encargado de tienda en Desigual y 5 como supervisor de 8 tiendas de Eduardo Rivera, se decanta por canalizar su cinefilia a través de manipular creativamente flores y plantas.
Como él mismo nos explica, trabajando en esas empresas se dió cuenta de que podía montar su propio imperio y de que la moda no era solo el mundo textil. Comenzó a buscar un producto adecuado a sus intereses, detectó que el mundo floral estaba muy anticuado, y entendió todo lo que podía aportar desde su experiencia con el público. El resultado fue un laboratorio floral en el corazón de Conde Duque donde se ha dedicado a conceptualizar la esencia o la necesidad concreta de todo tipo de clientes, y transformarla en arte botánico.
Una de las maravillas de este proyecto es la altísima calidad visual que impregna todo: las paredes de azulejos blancos han sido el marco perfecto para retratar sus creaciones en un espacio que fue concebido como laboratorio, set de foto y video y tienda. Y por supuesto su imaginario plástico y cinematográfico, que toma como referencia habitual y que atraviesa sus imágenes y sus procesos de diseño.
Es lógico que una propuesta así de atractiva e innovadora haya cautivado a estilistas, fotógraf+s, marcas de moda, director+s de arte… El interés de la comunidad creativa por un “nuevo” objeto moda, unido al espíritu proactivo de Felipe, han hecho que Orquídea se haya consolidado como un referente fundamental.
Pero como ya os habíamos advertido, Felipe siempre está avanzando hacia aquello que va sintiendo más oportuno, acomodándose a las situaciones. Y tras estos 3 años de experiencia ha entendido que no necesita una tienda física de venta directa para mantener su esencia. Su nueva aventura es trabajar desde un taller secreto, donde sigue impartiendo cursos y colaborando con diferentes con marcas. Si algo nos ha enseñado la situación actual es que sabiendo sacar partido a la redes sociales y teniendo un propósito claro, cualquier ubicación es posible. No hay pérdida, nosotras le vamos a seguir bien de cerca y os mantendremos informad+s :-).