Para que te guste la ropa de Ahluwalia no hace falta saber nada de la marca, es más, Priya Ahluwalia, su diseñadora, preferiría que te encante solo por lo que es y no te preguntes más por qué te fascina. De hecho, las colecciones que Priya diseña para hombre son bellas, ponibles y deseables de por sí, pero si además te adentras en el mundo del que nacen esas colecciones, entonces te enganchas del todo.
Hechas a partir de materiales 100% reciclados procedentes de restos de stock y prendas descartadas que se reutilizan y elevan a través de técnicas textiles como el patchwork, bordado con lazos, trenzado textil, etc. Ahluwalia genera prendas que se construyen a modo de puzzle y acaban siendo, por tanto, piezas únicas, ya que por la propia naturaleza del proceso no es posible que existan dos exactamente iguales.
Ahluwalia es una marca con una cultura de documentación muy profunda y centrada en la búsqueda de materiales, de métodos de fabricación y distribución éticos y sostenibles, su filosofía es hacer cosas nuevas a partir de reutilizar las ya existentes. A punto de graduarse en la Universidad de Westminster, durante una visita a su familia en Lagos, se da cuenta de que la gente lleva prendas bastante únicas (tipo deporte o publicidad) procedentes de la cultura inglesa, investigando, descubre que los stocks que donamos a organizaciones benéficas acaban muchas veces siendo vendidos en los mercados de África, posteriormente visita Panipat, al norte de Delhi, la gran meca mundial del reciclaje textil. Ahí es donde finalmente toma conciencia de que si iba a dedicarse al diseño, sería con la reutilización y el uso responsable de estos materiales y fabricación en la base del proyecto. De ahí surge un libro de fotografías tomadas por ella misma en Panipat, Sweet Lassi, que acompaña a su primera colección, PV 2019.
En el centro de su proceso creativo está todo este caldero de culturas pero sobretodo, se encuentra la historia familiar, ya que la narrativa de la marca se enreda y desenreda a medida que explora su herencia familiar y cultural. A modo de una Perséphone moderna, las colecciones de Ahluwalia van desentrañando álbumes familiares, barrios de su infancia, las ciudades y culturas de sus ancestros para dar contexto y contenido a una marca que ante todo y sobretodo se preocupa por hacer de la sostenibilidad y el cuidado de las condiciones de sus trabajadores la norma. En la colección de PV 2019 se inspira en el simbolismo de las prendas y las pertenencias que pasan de unos a otros entre los miembros de una familia y con la siguiente continúa profundizando en esta narrativa. En la de PV 2020 se inspira en 1965, el año en que nace su padrastro, analizando la cultura circundante, y es interesante por ejemplo el detalle de los zapatos Clarks en los pies de los modelos, ya que estos son una institución en Jamaica. O la paleta de color en los rojos y marrones, muy fiel a la tonalidad de las decoraciones habituales en las casas y de las fotos de los años 60 y 70.
Para la semana de la moda virtual de Londres OI 2021, presenta una instalación de realidad virtual donde explora la historia de su familia y el barrio Londinense de Southall, donde desde pequeña solía ir. La acompaña el libro Jalebi (otro dulce indio) con fotografías de Laurence Ellis de los habitantes del barrio, tomadas recientemente pero que parecen pertenecer a varias décadas atrás en el tiempo. Los beneficios se destinarán a varias ONGs.
En cuanto a reconocimiento, su trayectoria amasa ya un importantes premios y colaboraciones: ganadora del Premio de Diseño 2019 de H&M, finalista este año del Premio LVMH, que por la situación del Covid-19 ha sido finalmente repartido entre todos ellos, en la semana de la moda de París Oi 2019 es elegida para colaborar con Adidas y en los últimos dos años además ha diseñado una colección cápsula para Browns y otra para Matches.
A medida que me iba documentando sobre los procesos y colecciones de Ahluwalia, me daba cuenta del crisol de referencias y modos de hacer de esta diseñadora, y me venía a la mente la tradición Norteamericana de los edredones bordados, donde la pieza original va pasando de un dueño al siguiente (generalmente mujeres) dentro de la familia, bordando sobre la pieza cada una de ellas su parte de la historia. Así el edredón se convierte en un joya que encapsula en sus bordados la historia de esa familia. Un poco como las colecciones de Priya.
