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A GIRL WALKS HOME ALONE AT NIGHT

“A Girl Walks Home Alone At Night” es una de esas películas inolvidables, de las que aunque pasen los años, tu mente nunca deja marchar. Un cuento feminista de terror, amor y muerte que pone el vello de punta pero no de miedo, sino de placer. 

Dirigida por Ana Lily Amirpour. La película está enteramente en farsi y se desarrolla en una ciudad Iraní imaginaria de nombre Bad City. Una historia a caballo entre el género cuento de madurez, el western y el terror. Y aunque maneja los códigos de todos ellos, se trata de una historia contada de forma muy particular, en que cada plano es una belleza. Rodada enteramente en blanco y negro y con una acción que transcurre casi todo el tiempo de noche, la sensación es opresiva a la vez que bella. 

Cierto es que tiene muchos elementos que no puedo remediar amar, la mayoría identificados a partir de prendas de vestir, que para eso una es estilista: un macarra en chándal, una chica en monopatín, un chador al viento, camisetas de marinero, pañuelos anudados a la barbilla, camisas de cowboy, la estética cómic y una banda sonora indie que es una pasada. Los personajes son un manojo de estereotipos subvertidos hechos con delicadeza y sentido del humor: la protagonista es una skater solitaria y vampira, el protagonista es un chico bueno tipo James Dean, un padre yonki, un camello peligroso, una prostituta que es pura clase, una drag que observa todo con gesto de máscara de geisha japonesa, un gato y un niño que recuerda a los niños bailarines de los memes de @manuelsouto. Todos los códigos aquí aparecen reencuadrados y proyectados en su negativo, interpretados con una perspectiva muy libre.

Pero más allá de la historia de amor enmarcada en el contexto espectacular que acabo de describir, lo más interesante de esta película además de su estética, la múltiples referencias interpretadas de manera única, tiempos y todo lo que hace que le sobre rollazo, incluído el hecho de imaginar Iran en un contexto tan americano, es la temática feminista. La idea de una vampira cubierta por un chador, que patina las calles en busca de víctimas es como mínimo refrescante.  

 

Como toda mujer que ha caminado de vuelta a casa sola muchas noches sabe, este es uno de los momentos en que más vulnerables nos sentimos. Este miedo psicológico a que alguien pueda aparecer de la nada por detrás de tu hombro y atacarte, forma parte del trauma colectivo femenino y lo que es peor, a día de hoy sigue formando parte de los escenarios posibles para casi todas. Por eso, aunque no veo claro el concepto ojo por ojo, sí me puedo divertir con una vuelta de tornas que nos presente una antiheroína delicada, independiente y poderosa. Ella dice que es mala, a mí lo que me parece es que es muy molona. Esa chica que camina sola por las noches no es la víctima que la sociedad espera, sino su azote.

 

 

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